miércoles, 5 de enero de 2011

Camino de Imola

Iba a visitar tierra santa, tierra santa para un ferrarista, el lugar donde nacen los sueños de muchos y en el que se crean los sueños con ruedas, Imola. Mas o menos sabia lo que alli me espera, sin duda mucho ambiente Ferrari, desde luego mucha tienda, museo, fabrica y algun que otro cavallino que ver, pero lo que no me esperaba era la sorpresa que depararia el camino a tan especial lugar.

En el borde la carretera a solo unos kilómetros ya de mi destino, pasando una de las numerosas travesías, mis ojos se volvieron hacia una casa en particular, decididamente frene en cuanto puede y es que sin apenas mirar intuí unas formas de Vespa tras una vaya metálica, pero a la vez veía una escultura animal, nada, voy a dar la vuelta, eso era una moto, tengo que verlo...
Alli estaba la moto que había intuido ver, y a la vez el pájaro, al instante aparecio un amable señor, Renato, que nos invito a pasar. Dentro seguí viendo animales y motos, personas y recambio, chatarra y vida.

Para quien quiera saber mas sobre la obra de este transformador de chatarra os invito a visitar su página, en la que podréis ver gran parte de su obra y descubrir en cada figura un trocito de diversos vehículos, www.renatomancini.com.

Y finalmente a Imola llegue, confirmando nuevamente que lo importante no solo es el destino sino lo que encuentras en el camino.

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