Ahora lo que se lleva en las películas es ver coches japoneses o europeos con los que soñamos quemar un poquito de rueda u oír el silbido de los turbos o demás aditamentos gaseosos, pero aparte
de eso, también hubo un tiempo en que lo que nos gustaba era ver a los americanos quemar rueda sobre sus grandes V8 dejando tras de si una humareda blanca, dando saltos imposibles, destrozando coches de policía a mansalva y sin necesidad de ver morir a nadie. Sin duda una de esas películas por merito propio es "Los Caraduras" con El Bandido conduciendo su precioso Pontiac Firebird. Su motor, descafeinado con respecto a las primeras series del Firebird, ofrecía alrededor de 200 cv, pero su V8 seguía ofreciendo suficiente par como para seguir quemando ruedas.
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